Por Alfredo García Demartos

Iniciada la década del 30, Lavalle no escapaba a la crisis económica que por entonces afectaba al país. No obstante, a nivel local, la administración comunal de ese entonces, procuraba gestar normativas que permitieran ordenar la estructura local en servicios o prestaciones esenciales para el sector urbano-rural del departamento.

A su vez, la villa cabecera comenzaba a afianzarse en su nueva posición geográfica, más al sur de lo que fuera el primer centro administrativo-religioso, que se inició en las inmediaciones de lo que pasó a ser el sitio Algarrobo Histórico. En ese contexto se dan las primeras señales, fundamentadas en la importancia de preservar la sanidad, asumiendo la responsabilidad que fue asumiendo el municipio.

En 1931 se dispuso dar los primeros pasos para construir el cementerio de Villa Tulumaya, en reemplazo del “antiguo” situado en calle San Juan,(Colonia Italia). Este, había tomado forma en reemplazo del anterior, situado junto a la antigua capilla.

En la misma disposición se resolvió adquirir una ambulancia que sirviera para asistir enfermos y su traslado a la Capital provincial, en caso de ser necesario.

La gestión local anhelaba invertir en estas y otras medidas que hicieron posible “..mejoras de utilidad pública” esperando para ese fin cobrar una deuda del Gobierno de la Provincia.  En el Presupuesto de 1932 se previó destinar $ 2.500 pesos a la obra del cementerio. Era intendente municipal, don Anselmo Pérez.

Doce años después del trágico terremoto que causó importantes daños en el departamento, particularmente en Costa de Araujo, la municipalidad decidió gestionar recursos para iniciar obras de recuperación. El pedido del Intendente Anselmo Pérez al Gobierno de Mendoza – fechado el 9 de enero de 1932 solicitaba recursos “para edificar la Capilla de Costa de Araujo y el Cementerio a construirse en Tulumaya”.

El Gobierno de la Provincia respondió con la entrega de $ 5.855,29, lo que se distribuiría por partes iguales a cada objetivo.

El 5 de febrero de 1933, en Costa de Araujo hubo un acto especial al colocarse la piedra fundacional que marcó el inicio de la obra de la nueva parroquia, y fue entregada la suma de$ 2.927,64, respondiendo al pedido efectuado oportunamente por la comisión de apoyo y el párroco Generoso García.

El 9 de junio de 1933, el Intendente Anselmo Pérez resuelve llamar a Licitación para la construcción del nuevo cementerio de Villa; obra que finalmente se adjudicó a los señores Marcelo Motta y Victorio D´Agostini, constituyendo la oferta más económica. La obra se realizó en el predio actual.

Con aportes de José "Pepe" Godoy