DEPARTAMENTALES
10 de diciembre de 2024
GONZÁLEZ: UN AÑO DE GOBIERNO
El intendente debió sortear varios inconvenientes heredados y salir inmune. Logros y cuentas pendientes.
Por Pablo Chirino
El sueño de ser jefe de gobierno lo tuvo siempre y trabajó para serlo desde abajo, llegó a estar al lado de Roberto Righi y ser del círculo íntimo del ex intendente. Sin embargo, su afán de liderar un nuevo modelo de gestión lo desvelaba, en ese estadío fue armando disimuladamente el movimiento interno que incluyó dirigentes peronistas y referentes sociales desencantados con el jefe comunal.
Cuando quiso dar pelea interna y no pudo pasar, acordó pasar a legislar a nivel provincial como diputado. Allí tuvo un paso inadvertido pero - por lo bajo - hizo migas con referentes del gobierno provincial. Tendió lazos, se mostró mesurado y fue considerado un aliado para temas neurálgicos para el gobierno de Rodi Suárez. Dicen que de esa relación promiscua surgieron los apoyos decisivos para enfrentar al adormecido y desdibujado Righi y su minúsculo grupo de seguidores que ostentaban un poder reducido producto de la indiferencia a los temas sociales emergentes. Una agenda crítica que Edgardo González tomó como bandera y militó en cada rincón del departamento.
La interna fue una batalla campal. Se dijeron de todo. Pasaron de jugar en el mismo equipo durante dos décadas a desconocerse. Righi evidenció su pérdida de tacto político, se la jugó con Gerardo Vaquer y todo se hizo cuesta arriba para el jefe comunal. En un hecho histórico para la hegemonía peronista righista, el díscolo a la autoridad política se alzó con una victoria trabajada pero impensada por los vaticinios previos.
En la general, el triunfo estaba descontado. El peronismo lavallino se alineó detrás de González y con ese impulso llegó al sillón de la intendencia. Desde la elección a la asunción se tejieron cientos de conjeturas sobre su futuro comportamiento al frente de la comuna. Cuando asumió le bajó la efervecencia a los resentidos, se comprometió a trabajar con todos y hacer del personal de la comuna una "familia" de buenas prácticas de conviviencia. Edgardo sabía que el primer escollo a sortear era el malestar interno en las filas de los empleados municipales.
En la calle, la expectativa era grande. Los que apostaron por la renovación sin saber que había del otro lado pretendían ver cambios sustanciales en los modos y las formas de gobernar. La sociedad lavallina auguraba un tiempo de transformaciones profundas y nueva agenda de prioridades para salir a contrarrestar la crísis económica nacional que golpea fuerte en el norte mendocino.
El cambio histórico en Lavalle tuvo su corelato nacional, Javier Milei llegó a la presidencia con motosierra y licuadora presupuestaria. Plancha para la obra pública y ajustes por doquier. Un golpe de nockout para las aspiraciones del flamante intendente peronista que debió reajustar el rumbo de gestión proyectada, pues ya no contaba con el financiamiento nacional.
Para colmo de males, el arqueo de caja y auditoría contable le daba una ingrata sorpresa, la comuna tenía más deudas que fondos disponibles. Además, varias obras paralizadas sin justificación, pagos que realizar, un cúmulo de nuevos funcionarios con categoría y la demanda social creciente.
El primer semestre de gobierno fue caótico. Desde su primer discurso como intendente planteó sin tapujos las peripecias financieras que debía afrontar. González pasó de las ganas de construir futuro a gobernar con el espejo retrovisor. Los primeros seis meses del 2024 fueron duros y ajustados. Apenas le dio para responder a algunas deudas a proveedores, auditar obras inconclusas, evaluar y priorizar pagos y abonar religiosamente los sueldos.
En el tema sueldos, de enero a diciembre logró una recomposición salarial del 148% para el personal de planta. Pero "no pudo o no quizo" recomponer los contratos eventuales en la misma medida. Un trabajador contratado se encuentra en la línea de indigencia ya que cobra entre $150.00 y $180.000 al mes. De hecho, por compromisos devenidos de la campaña y por la necesidad de mano de obra calificada se cree que se habrían realizado 200 nuevos contratos durante el 2024. Aunque es un dato extraoficial refutable, desde la oposición aducen que se incrementó considerablemente la planta de personal en esas condiciones.
Sin grandes obras activas y con serios inconvenientes para hacer pie en la gestión, se le presentaron dos problemas emergentes graves pero para nada nuevo: inseguridad y transporte público. Ante el primero actuó rápido, logró acuerdos con el Ministerio de Seguridad que le valieron la llegada de más personal policial, móviles y cooperación en el sistema de monitoreo. Además, lanzó la Red de Alarmas Comunitarias y proyectó un futuro cuerpo de preventores municipales.
Sobre el transporte, demostró que su músculo político tiene poca gimnasia, las amistades provinciales le fueron indiferentes y los dramas siguen. Para apantallar su compromiso y estirar los tiempos salió a consultar a los usuarios de distritos sobre la problemática. Esas audiencias - que aún se realizan - fueron un artilugio de poca monta surgido de la evidente falta gestión y reconocimiento a nivel provincial. Se deduce que la intervención municipal quizo articular un mecanismo de "consulta no vinculante" para sacarse la responsabilidad central que tiene en esa demanda social. Llamativamente y según el titular del organismo a nivel local "no existe ni una denuncia formal en Defensa del Consumidor". Una medida formal y vinculante que podría haber promovido la actual gestión para inducir legalmente el reclamo y lograr cambios reales y oportunos.
En los primeros seis meses, enfrentó las demandas emergentes por las inclemencias del tiempo, la desocupación y la pobreza extrema. Desde Desarrollo Humano salieron al cruce de las necesidades acumuladas. Con bolsones de mercadería, colchones, frazadas, nylon y otros aportes humanitarios salvaron la situación pero no los problemas de fondo. El titular del área dijo oportunamente "sabemos que en invierno la gente sufre la falta de trabajo y necesita ayuda" reconociendo la vulnerabilidad social imperante.
Por otra parte, la campaña territoral bajo el lema "Más cerca tuyo" fue el caballito de batalla de la gestión. Esa iniciativa representó visitar todas las comunidades rurales para llevar oficinas de gestión de trámites tanto municipales, sanitarias como provinciales. Un concepto de gestión activa acertado, ese nuevo rol del estado omnipresente se contrapone a las antiguas prácticas de la comuna en tiempos de Roberto Righi.
El segundo semestre, trajo un clima más genuino y aupicioso. Se avanzó con la compra de nuevas unidades para carga y traslado de residuos, se concretaron mejoras viales en caminos rurales y nuevas perforaciones en el secano. Obras Públicas realizó mejoras en algunas plazas y se concretó la reactivación de la obra de gas natural de Jocolí, postergada durante casi una década y donde la comuna aporta fondos propios para terminarla.
Las actividades culturales se multiplicaron y diversificaron.Se trató de un cambio de parecer sobre que hacer con los fondos disponibles y entendiendo que la recreación era un cable a tierra de la gente para salir de la cruda depresión que trajo la crísis económica de comienzos de año.
El dato oscuro de la segunda parte del año, se lo llevó la novela política en el Concejo Deliberante. La incompatibilidad de funciones encarnada por Maximiliano Rivero rompió la calma y la conviviencia con el sector righista. En un hecho extemporáneo y difuso, el médico fue denunciado desde la propio entraña peronista y todos las dedos señalan a Edgardo González como el autor intelectual de la presentación ante la Oficina de Ética Pública. El intendente dijo "no tengo nada que ver" pero descreen desde la oposición righista. Esa novela sigue en dos ámbitos, Rivera renunció a la banca pero ha presentado otro recurso "de reconsideración" ante el ente contralor de los funcionarios públicos; por su parte, los nuevos aliados legislativos del gobierno municipal es el Bloque Cambia Mendoza que estarían funcionando como fusible para concretar o no la verdadera agenda de Edgardo González para 2025.
Otra arista de la administración gonzalista es que mantuvo a resguardo las finanzas. Aunque disponía de autorización para endeudarse por $1.000 millones decidió engrosar los ahorros y destinar dineros propios para la compra de vehículos. Hoy sus funcionarios se jactan de tener un ejercicio superavitario, que estuvo atado a dejar de lado la obra pública más que la administración eficiente de los fondos.
Para Edgardo González fue un año de transición. Gobernó 12 meses ajustado, con la agenda de compromisos heredada por Righi y los nuevos parámetros de ausentismo nacional establecidos por Javier Milei. De su evidente bonomia discursiva y actitud altruista no sale bien parado en su primer año de gobierno. Pero acumuló aprendizajes de ejecutividad y alimentó su relación con el gobierno provincial. Desde su entorno de asesores lo cuidaron y disimularon sus estados de ánimo públicamente que variaron sensiblemente ante diferentes circunstancias. También, aunque quieren simularlo, es llamativo como se mantiene indiferente a las internas dentro del gabinete entre funcionarios que aspiran al sillón de jefe de gobierno y en ocasiones soslayan al propio intendente en sus periplos en el territorio.
Por último, quienes abogamos por la transparencia, equidad, equilibrio y buenas prácticas en los actos públicos debemos recalcar que la administración municipal tiene cuentas pendientes que saldar, esta a tiempo de reorientar sus esfuerzos ya que le restan tres años de gobierno. Divulgar adecuadamente las acciones de gobierno, detallar la ejecución presupuestaria, articular eficientemente los servicios digitales, ofrecer a la ciudadanía una base de datos con ciencia cierta, encarar campañas de sensibilización social entre otras acciones que servirían para contar mejor la historica intervención de Edgardo González en la vida de los lavallinos.