15 de noviembre de 2024
CASO RIVERA: ¿EL PRIMER LAWFARE LAVALLINO?
Desde hace un mes, hay fuego cruzado y malos modales entre el ejecutivo y algunos ediles.
Por Pablo Chirino
Desde hace un mes, el peronismo oficialista es una minúscula expresión de poder legislativo, apenas dos concejales: Guadalupe Martino y Diego Sifuentes después de la salida intempestiva de Belén Quiroga, Luis Mangione, Maxi Rivera y Gimena Masoero hacia un nuevo bloque llamado "Masoero". Al mismo tiempo, un cúmulo de temas centrales para el 2025 toman estado legislativo para consensuar inexorablemente con todos los ediles pero "con la cancha embarrada". Tan importante como, por ejemplo, el Presupuesto 2025.
La inusual soberbia ejecutiva del intendente y su entorno de malos consejeros, hace que durante casi un año de gestión de Edgardo González éste intente gobernar sin diálogo con los ediles de su propia fuerza - más allá de las internas históricas - se abrace "amigablemente" con el gobernador Alfredo Cornejo y como resultado del coqueteo sufra el vaciamiento de poder en el Concejo Deliberante en un momento clave.
Hoy por hoy, la palabra "consenso" no está en el léxico oficialista, menos si sos righista. Ese preconcepto o revisionismo improcedente atenta contra la agenda genuina del ejecutivo y compromete el liderazgo futuro del propio González que se nutrió de la vida legisltiva pero parece desconocer que su gestión debe construirse en base a gestos "dialoguistas" y reconocimiento al valor democrático de la "disidencia".
La doble vara. Frente a la discutida interna en la elección de autoridades partidarias, el intendente había dicho "debemos ir unidos" mientras tanto por lo bajo abonaba - con su indiferencia a algunos ediles y silencio en la disputa - enojos que determinarían la ruptura del bloque. Para compensar la grieta interna y la falta de adhesiones legislativas mira con afecto al Bloque Cambia Mendoza que encabeza Walter González para lograr los números a favor en el cuerpo deliberativo.
Lo que no funcionaba en las gestiones deliberativas se terminó por concretar en la Oficina de Ética Pública. Una muestra de la postura dislocada del gonzalismo naciente, es la acción ética montada sobre la doble función del médico Maxi Rivera quien se desempeñó durante siete años en esa condición y, ahora, a pocos meses de concluir su mandato - en legítima acción pero extemporánea - se acordaron que eso no se puede. Se deduce que nunca hubo intesión de hacer cumplir la ley; hasta ahora, que las cosas estan mal con el sector righista.
Esa manipulación de leyes a conveniencia denota carencia de cintura politica y, más grave aún, los escasos controles de los órganos del estado para evitar incompatibilidades desde un principio, por caso, desde que se presentan los candidatos en las elecciones. Parte de la inseguridad jurídica que afecta a todo el aparato del estado.
En este marco, González intenta desmarcarse y dice "no tengo nada que ver con eso" ¿En serio? En los pasillos de la comuna y el concejo - por lo bajo - la dirigencia opositora dicen que es el "autor" intelectual del golpe sin medir consecuencias del daño institucional y de credibilidad.
Es que, a raíz del dictamen de Ética Pública logra deshacerse de un plumazo del concejal Rivera (va a dejar su banca el próximo martes). Aunque el recurso es justo y razonable, se trata de una incompatibilidad oficiada tardíamente y "on demand" de algún interesado en marcar territorio.
Algunos dirigentes masoeristas dicen que se trata de un caso de lawfare que significa "cuando un actor político poderoso instrumentaliza el sistema de justicia para así poder perseguir, neutralizar y hasta destruir a sus competidores o adversarios políticos". Aunque reviste ciertas características, el carpetazo lavallino no tendría tanto efecto demoledor. Por el contrario, han revictimizado a la víctima y podría salirle en contra.
Dudas y dependencias. Dudas de cara a la inflamable interna de 2025 . Con estos acontecimientos será mas dura e insalvables de las diferencias en la conformación final de las listas. Por otra parte, será dependiente del Bloque Cambia Mendoza - éste tiene escasa dirigencia referencial, reducida agenda legislativa y casi nada de aspiraciones electorales - que, desde ahora, pasa a ser clave para poder viabilizar todas las iniciativas del ejecutivo. Una cooperación conveniente que podría derivar en negociaciones de cargos y obras.
Para Edgardo González y sus asesores el "Bloque Masoero" es mala palabra. En el ejecutivo descuentan que van a poner palos en la rueda y en tal caso, con resiliencia política esperan hacer uso de viejas prácticas discursivas poco eficientes en la actualidad, será hacer creer que todos los males que afecten a la actual gestión devienen de la postura de los masoeristas.