Jueves 19 de Septiembre de 2024

OPINIÓN

9 de noviembre de 2023

ENTRE MALO CONOCIDO Y BUENO POR CONOCER

El estigma argentino de votar lo que hay, aunque duela.

A pocos días del balotaje, la maquinaria política de varios sectores neurálgicos para la economía se expresan en favor o en contra de los candidatos a la presidencia, Sergio Massa o Javier Milei. En ocasiones, sin ponerle nombre propio a la preferencia, las opiniones vertidas denotan un sesgo. La pronunciación pública de distintos dirigentes despeja el panorama para los candidatos y, en cierto modo, persuade a otras voluntades corporativas o individuales.

Lo cierto es que, presos de las opciones existentes y sin apego ideológico de una porción mayoritaria de la población, millones de argentinos deben elegir el 19 de noviembre, inexorablemente. Ésta dimensión de votantes obligados, casi el 40% del padrón, resulta definitivo para las aspiraciones de Massa o Milei. Por eso, todo artilugio discursivo en campaña sopesa en la decisión definitiva que se tomará en la urna.

Estamos ceñidos a dos improntas propagandísticas, el miedo y la esperanza. Ambos sentimientos generan incertidumbre. Schopenhauer decía que “La esperanza y el miedo nos hacen ver.  Ver respectivamente lo que deseamos y tememos. Pero ambos amplían su objeto”.

Cada sector acuña frases que perfilan al contrario, desde UxP al referirse a Milei instalan la idea del "miedo, antidemocrático, violento, órganos, privatizaciones, etc". Al tiempo que relatan el país ideal que esperan construir sin hacerse cargo de los datos negativos que lo preceden fruto de la indigestión del actual gobierno. En definitiva, todo acto altruista de Sergio Massa, juez y parte de la crisis vigente,  declina ante la pura y cruda  realidad que adolecen propios y extraños a la causa del economista.

Sergio Massa busca diferenciarse y, en cierto modo, logra su objetivo. Aglutina voluntades dispersas, invita a la unión nacional, propone borrar la grieta ideológica y gobernar con propios y extraños. En su afán, revive el sueño peronista de sostener el gobierno nacional  

Los argentinos decidiremos que rol le toca a cada uno. En definitiva unos y otros serán responsables de un gobierno compuesto por oficialistas y oposición. Lo importante es optar con libertad y responsabilidad ciudadana, aunque no siempre sucede, Freud decía que “La mayoría de la gente no quiere la libertad realmente, porque la libertad implica responsabilidad y la mayoría de la gente teme la responsabilidad”.

Mientras tanto, desde la Libertad Avanza, Javier Milei - favorito en las encuestas - redefine sus postulados libertarios trasvestidos de mesura y concordancia con cierto sector de la casta, esa que denostó hasta la primera vuelta. El acercamiento a Mauricio Macri y Patricia Bullrich – reducido a un acto de mutualismo electoral - desdibujó la autonomía  rebelde que supo conseguir y vivaban multitudes. Su giro al centro lo posiciona en el balotaje y, al mismo tiempo, engendra un nuevo mestizaje político entre lo nuevo y los de siempre. El libertario se afirma en la campaña con una frase desgastada y utilitarista “cambio o continuidad”, que – dicho sea de paso - le estaría dando resultado en las adhesiones con vistas al 19 de noviembre.

¿Estamos de acuerdo que siempre hubo que elegir entre los menos malos? Ésta vez será entre lo malo conocido y lo bueno por conocer. Otra encrucijada que arrincona al civilismo responsable de los argentinos que preferirían elegir entre los mejores exponentes de la política actual con experiencias exitosas.

Es tiempo de optar, dar un gran paso con “esperanza” en quien creamos mejor preparado para manejar los destinos del país. Al fin y al cabo, como decía Sócrates, cifrar la esperanza en alguien “es el sueño del hombre despierto, como una visión utópica de algo en un futuro cercano, pero, sobre todo, de tu capacidad y determinación para alcanzar tus propios sueños e ilusiones”.

Por Pablo Chirino

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